Uso ritual de restos humanos en el Neolítico

Neolítico

Las cuevas sirvieron como lugares de enterramiento y posterior modificación de restos humanos durante miles de años en la península ibérica, aunque en ellas también se realizaban actividades cotidianas.

En los yacimientos arqueológicos del sur de la península ibérica, los arqueólogos han encontrado evidencias de manipulación de restos humanos, aunque el significado cultural que subyace a estas prácticas es en gran medida incierto. 

Hasta el momento, muchos restos óseos depositados en cuevas prehistóricas presentan cortes y marcas que la comunidad científica había atribuido en ocasiones al uso de los huesos para el consumo humano.

Pero, ahora, un estudio avanza en el conocimiento de los ritos funerarios que tuvieron lugar a partir del Neolítico.

Un equipo investigador ha podido observar que muchas de las marcas de algunos huesos son compatibles con un proceso de limpieza, a fin de emplear los restos óseos como herramientas y, en principio, no provenientes del consumo.

Para ello, se analizaron más de 400 restos, tanto de personas adultas como de jóvenes, provenientes de la cueva de los Mármoles, en Priego de Córdoba, y conservados en el Museo Arqueológico de la localidad.

Gracias a moldes creados con una buena resolución, y estudiados con microscopio electrónico, el equipo investigador pudo observar que muchas de las marcas de algunos huesos son compatibles con un proceso de limpieza, a fin de emplear los restos óseos como herramientas y, en principio,
no provenientes del consumo.

Establecer que las marcas de los huesos corresponden a un uso (herramientas) u otro (alimentación) es difícil, sobre todo porque, al quedar depositados en la superficie de la cueva y no enterrados, estos restos pueden haber sufrido otro tipo de eventuales modificaciones tafonómicas (por animales o pisoteo, por ejemplo) con el paso de los años.

Sin embargo, la investigación no ve necesariamente compatibles las marcas de los huesos con la obtención de las partes blandas para el consumo, y sí con un proceso más cuidado de limpieza para un uso instrumental. Así, han encontrado un peroné con el extremo amputado, una tibia modificada o un cráneo recortado, reservando la bóveda craneal.

A esto se añade que la datación por carbono 14 de 12 restos ha ofrecido tres periodos de uso funerario en la cueva de los Mármoles: en el 3800 a. C., en el 2500 a. C. y en torno al 1300 o 1400 a. C.

El primero de estos periodos, que corresponde al Neolítico, coincide con la generalización del uso de los dólmenes, concebidos para albergar enterramientos colectivos. Por tanto, se trata de una época en la
que confluye un mayor desvelo por los antepasados.

Esta coincidencia entre el primer periodo de enterramiento de la cueva de los Mármoles con el inicio del Megalitismo, junto con el hecho de que las marcas de los huesos no parezcan compatibles con el
consumo, refuerza la idea del grupo de investigación de que se trata de una gestión de limpieza con la que preparar los restos humanos y que puedan ser usados como instrumento en un momento dado.

Con esta investigación el equipo ha conseguido determinar una manipulación de restos óseos muy probablemente no vinculados al consumo, sino a factores más complejos. Así, parece que los huesos se emplearon para aspectos rituales y culturales posteriores al hecho del depósito. Y estas actividades tienen una gran proyección temporal, ya que abarcan desde el final del Neolítico hasta la Edad de Bronce.

Paco Gil
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