Hoy es un día emocionante. Está claro que la astronomía gravitacional ha llegado para quedarse y que con ella vamos a revolucionar los conceptos actuales del universo.
Han pasado más de siete años desde la primera observación directa de las ondas gravitacionales con los detectores LIGO. Ahora, el consorcio International Pulsar Timing Array (IPTA) ha abierto una nueva ventana al cosmos haciendo observaciones en la banda de los nanohercios. Ellos tienen evidencia de un fondo estocástico de ondas gravitacionales procedente de sistemas binarios de agujeros negros supermasivos. Es decir, procedente de la fusión de galaxias.
En la historia de la astronomía cada vez que se ha abierto una nueva ventana en el espectro electromagnético ha habido grandes descubrimientos. Las ondas gravitacionales nos proporcionan un nuevo espectro y con información complementaria a la de la luz. Con Pulsar Timing Array se abre la ventana a las bajas frecuencias; con los detectores terrestres (LIGO-Virgo-KAGRA) se cubren las altas frecuencias y con ellas, fenómenos que involucran cuerpos de masas estelares. Yo estoy ansiosa de que llegue el día del lanzamiento de la futura misión espacial LISA (2037) para cubrir la banda de frecuencia entre PTA y los de tierra, así como los detectores de tercera generación con los que hacer astronomía de ondas gravitacionales de alta precesión, y con la observación de millones de eventos al año.
Hoy, dar mi enhorabuena a IPTA por los resultados obtenidos después de tantos años de observación.
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