Al contemplar la primera imagen profunda del universo que nos envía el telescopio espacial James Webb, se pasan por mi mente varias cosas, pero sobre todo las siguientes.
La primera es la calidad de la imagen, que demuestra la joya de la tecnología que es este nuevo telescopio espacial. Me resulta fascinante que se haya conseguido enviar a una órbita estable, a 1.500.000 kilómetros de la Tierra, un telescopio capaz de desplegar un espejo de 6,5 metros de diámetro; y que la capa reflectante de oro (¡50 gramos en total!) que cubre sus 18 segmentos hexagonales se mantenga alineada en la forma deseada con una precisión de millonésima de milímetro.
Me sigue pareciendo prodigioso ver la imagen del James Webb, a pesar de trabajar yo mismo en una instalación, el Gran Telescopio de Canarias, que asombra por la complejidad y al mismo tiempo la precisión extraordinaria de su millón de piezas ópticas, mecánicas, electrónicas, y por su avanzado sistemas de control. El telescopio James Webb es un éxito más de la ciencia y tecnología; en otras palabras, del conocimiento y de la creatividad de la humanidad, que casi siempre nos dan soluciones a los problemas más complicados, y en todos los ámbitos.
Segundo, me ha llamado mucho la atención que la imagen se haya presentada desde la Casa Blanca, por el mismísimo Presidente de los Estados Unidos. La frase de Joe Biden: “Hay que invertir más en ciencia” afortunadamente la estamos escuchando cada vez con más frecuencia, y también en España. Ojalá sea una señal más de que realmente se está reconociendo a todos los niveles la importancia de la ciencia, y también la ciencia básica como la astrofísica que, por su naturaleza, está ajena a conceptos dominantes como el beneficio económico. El reto es que esta frase se materialice de verdad, que quizás sea el paso más complicado, como desafortunadamente hemos comprobado varias veces en el pasado. La mejora en la inversión en ciencia tiene que ser de una vez sustancial, no marginal o anecdótica.
Una imagen maravillosa
Tercero, quizás la visibilidad de esta noticia dé también valor a lo que tenemos en casa. Las imágenes de James Webb son imbatibles en cuanto a nitidez y profundidad, pero con instalaciones como el Gran Telescopio de Canarias se han obtenidos imágenes de estos campos cosmológicos que compiten a la par con las de los telescopios espaciales Hubble y James Webb. Y esto, gracias a los conocimientos, capacidad innovadora y dedicación de nuestros científicos, quienes, con una inversión 50 veces más pequeña que el telescopio James Webb, diseñan experimentos para compensar la desventaja de observar desde la Tierra a través de su atmosfera, que empeora significativamente la calidad de imagen de las observaciones astronómicas.
Como último, ¡qué maravilla de imagen! Muy profunda y detallada, y con un toque de ilusión óptica por el efecto de la gravedad sobre la luz de galaxias lejanas, que se observan distorsionadas en formas de arcos.
Con el telescopio James Web tendremos diversión durante años. Es decir, habrá material para una generación de astrofísicos que tendrán la suerte de poder adentrarse en algunos fenómenos del universo como nunca se había podido hacer antes. Serán sin duda pasos importantes en muchos temas astrofísicos, como —entre los más importantes— el conocimiento de los primeros cientos de millones de años del universo y el estudio de la atmósfera de planetas alrededor de otras estrellas.
Homo Sapiens interesado por la Ciencia y la Tecnología