Los efectos visibles del cambio climático se han intensificado durante los últimos ocho años, que son los más cálidos desde que hay registros, y en los que se ha observado cómo la subida del nivel del mar se acelera, el deshielo de los glaciares europeos bate récords y los fenómenos meteorológicos extremos provocan graves daños, según concluye el avance provisional de un informe de la Organización Meteorológica Mundial (OMM).
La OMM ha publicado el documento coincidiendo con la inauguración de la XXVII Conferencia de las Partes de la Convención Marco de Cambio Climático de la ONU COP27, en la localidad balneario de Sharm-El Sheik, en Egipto.
Según los expertos, a raíz del aumento continuado de las concentraciones de gases de efecto invernadero y de la constante acumulación de calor, los últimos ocho años van camino de ser los más cálidos de los que se tiene constancia. Este año, olas de calor extremas, sequías e inundaciones devastadoras han afectado a millones de personas y han ocasionado pérdidas valoradas en miles de millones.
Las señales y las consecuencias del cambio climático son cada vez más alarmantes. Desde 1993 se ha duplicado la velocidad a la que aumenta el nivel del mar. Ha subido casi 10 mm desde enero de 2020 y este año ha marcado un nuevo máximo. El 10 % del incremento del nivel del mar registrado a escala mundial desde que comenzaron a obtenerse mediciones por satélite —hace casi 30 años— se concentra en los últimos dos años y medio.
Aspectos destacados del informe
En 2021, las concentraciones de los principales gases de efecto invernadero (dióxido de carbono, metano y óxido nitroso) volvieron a alcanzar niveles sin precedentes. El aumento anual de la concentración de metano fue el más alto jamás registrado. Según los datos de las principales estaciones de monitoreo, los niveles atmosféricos de los tres gases de efecto invernadero siguieron aumentando en 2022.
Temperatura: Se estima que la temperatura media mundial de 2022 superará en aproximadamente 1,15 [de 1,02 a 1,28] °C la media del período 1850-1900. Es probable que los años que conforman el intervalo comprendido entre 2015 y 2022 sean los ocho años más cálidos de los que se tiene constancia. Desde finales de 2020 imperan las condiciones características de un episodio de La Niña, y se espera que continúen hasta finales de 2022. A raíz de este episodio prolongado de La Niña, las temperaturas mundiales se han mantenido relativamente “bajas” durante los últimos dos años, aunque han sido más altas que las registradas durante el último episodio importante de La Niña, que se remonta a 2011.
Glaciares y hielo: En los Alpes europeos, el deshielo de los glaciares batió récords en 2022. Se midieron pérdidas medias de espesor de entre 3 y más de 4 metros en el conjunto de los Alpes, valores notablemente superiores a los de 2003, el último año en el que el deshielo fue más destacado.
Las primeras mediciones indican que, entre 2021 y 2022, los glaciares suizos perdieron el 6 % de su volumen de hielo. Por primera vez en la historia, incluso en los emplazamientos de medición situados a mayor altitud, toda la nieve se fundió durante la temporada de verano, de modo que la acumulación de hielo nuevo fue nula. Entre 2001 y 2022, el volumen de hielo de los glaciares de Suiza disminuyó de 77 km3 a 49 km3, lo que supone un descenso de más de un tercio.
Un escaso manto nivoso al final del invierno y las repetidas acumulaciones de polvo sahariano prepararon el terreno para que, entre mayo y principios de septiembre, las largas e intensas olas de calor propiciaran una pérdida de hielo sin precedentes.
Se estima que el nivel medio del mar a escala mundial ha subido 3,4 ± 0,3 mm al año a lo largo del período de 30 años durante el cual se han recopilado datos altimétricos satelitales (1993-2022). Al comparar la media de 1993-2002 con la de 2013-2022 puede observarse que el ritmo de incremento del nivel del mar se ha duplicado. Entre enero de 2021 y agosto de 2022 el nivel de las aguas aumentó unos 5 mm. Esta aceleración se debe a la intensificación del deshielo.
Calor oceánico: El océano almacena alrededor del 90 % del calor que se acumula como consecuencia de las emisiones de gases de efecto invernadero debidas a las actividades humanas. La capa superior del océano, hasta los 2 000 metros de profundidad, siguió calentándose y alcanzó niveles récord en 2021 (el último año para el que se dispone de datos). El ritmo de calentamiento es especialmente elevado en las dos últimas décadas, y todo apunta a que, en el futuro, ese calentamiento continuará. Se trata de un cambio irreversible en escalas temporales de cientos a miles de años.
En conjunto, el 55 % de la superficie oceánica experimentó al menos una ola de calor marina en 2022, mientras que los períodos de frío marinos se circunscribieron al 22 % de la superficie de los océanos. Las olas de calor marinas son cada vez más frecuentes, a diferencia de lo que sucede con las olas de frío.
La extensión del hielo marino en el Ártico estuvo por debajo de la media a largo plazo (1981-2010) durante la mayor parte del año. La extensión del mes de septiembre fue de 4,87 millones de km2, es decir, 1,54 millones de km2 por debajo de la extensión media a largo plazo. El 25 de febrero, la extensión del hielo marino antártico descendió hasta 1,92 millones de km2, el nivel más bajo del que se tiene constancia y casi 1 millón de km2 por debajo de la media a largo plazo.
Fenómenos meteorológicos extremos: En África oriental, las precipitaciones han estado por debajo de la media durante cuatro estaciones de las lluvias consecutivas —algo que jamás había ocurrido en los últimos 40 años— y todo apunta a que la estación actual también podría ser seca. Como resultado de la persistente sequía y de otros factores agravantes, se estima que, antes de junio de 2022, entre 18,4 y 19,3 millones de personas se encontraban en situación de crisis alimentaria o tenían que enfrentar niveles más graves de inseguridad alimentaria aguda. Los organismos humanitarios advierten que otra estación con precipitaciones por debajo de la media provocará probablemente malas cosechas y agravará aún más la situación de inseguridad alimentaria en Kenya, Somalia y Etiopía.
Las lluvias récord de julio y agosto provocaron vastas inundaciones en el Pakistán, que dejaron al menos 1 700 víctimas mortales, afectaron a 33 millones de personas y ocasionaron 7,9 millones de desplazamientos. Las inundaciones se produjeron justo después de una ola de calor extremo que castigó tanto a la India como al Pakistán durante los meses de marzo y abril.
A principios de año, la región de África meridional fue azotada por una serie de ciclones durante dos meses. Madagascar fue el país más afectado, al registrar lluvias torrenciales y devastadoras crecidas. En septiembre, el huracán Ian causó cuantiosos daños y ocasionó numerosas víctimas mortales en Cuba y el suroeste de Florida.
En amplias zonas del hemisferio norte las condiciones fueron excepcionalmente cálidas y secas. China sufrió la ola de calor más extensa y pertinaz desde que se tienen registros nacionales y el segundo verano más seco del que se tiene constancia. En Wuhan, el río Yangtsé alcanzó el nivel más bajo jamás registrado en un mes de agosto.
Vastas zonas de Europa se vieron afectadas por repetidos episodios de calor extremo. El 19 de julio se batió un récord nacional en el Reino Unido, cuando la temperatura superó los 40 °C por primera vez. A ello se sumaron incendios forestales y una persistente y perniciosa sequía. El caudal de los ríos europeos, como el Rin, el Loira y el Danubio, se situó en niveles críticamente bajos.
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