La revista Sciences Advances publica un artículo sobre los senos frontales de la mayoría de los fósiles humanos que conservan esta región anatómica, en el que han participado científicos del Centro Nacional de Investigación sobre la Evolución Humana (CENIEH).
El trabajo, liderado por Antoine Balzeau (Museo Nacional de Historia Natural de París), ha reunido la mayor base de datos acerca de las enigmáticas «bolsas de aire» que se forman en la región anterior del hueso frontal, justo por encima de las órbitas de los primates.
Los resultados de este estudio indican ciertas diferencias entre las especies del género Homo, por lo que la forma y el tamaño de los senos frontales podrían ser variables biológicas potenciales para distinguir especies. A partir de este momento, cualquier espécimen que conserve esta región esquelética debería ser estudiado siguiendo las pautas de este trabajo. Con el incremento de la base de datos en un futuro, se podrá comprobar si los senos frontales pueden o no ayudar a distinguir las especies
En la muestra de este trabajo no falta ningún fósil de homínido importante, incluidos los hallados en los yacimientos de la sierra de Atapuerca (Homo antecessor y Homo heidelbergensis), e incorpora también datos comparativos de las dos especies de chimpancé (Pan paniscus y Pan troglodytes) y de los gorilas (Gorilla gorilla), “que confieren, si cabe aún más, un gran valor a la investigación”, comentan José María Bermúdez de Castro, coordinador del Programa de Paleobiología del CENIEH y su directora María Martinón-Torres.
En gorilas y chimpancés, así como en los géneros más antiguos de la genealogía humana (Sahelanthropus, Australopithecus y Paranthropus) los senos frontales expanden su volumen sin ningún tipo de restricción en el hueso frontal. En cambio, el incremento del volumen del cráneo y del cerebro en las especies del género Homo limitan tanto el tamaño de los senos frontales como el de las superestructuras óseas que se forman encima de las órbitas.
Es muy posible que el tamaño y la forma de los senos frontales no tengan un valor adaptativo esencial para la supervivencia —como sucede también con otros muchos caracteres—, sino que tales parámetros pueden ser una consecuencia secundaria de la organización y el peculiar desarrollo de los huesos del cráneo y de la cara durante la evolución de las diferentes especies del género Homo.
Desarrollo de los senos frontales
Tradicionalmente, la presencia de los senos frontales se ha interpretado bien como una adaptación a climas fríos, bien como un refuerzo para disipar las tensiones que originan los músculos durante la masticación. Ni la interpretación climática ni la biomecánica parecen compatibles con los resultados de la investigación.
Por ejemplo, los neandertales padecieron la última gran glaciación y se sabe que usaban sus dientes anteriores como una tercera mano. Esta última costumbre provocaba una fuerte tensión en los huesos del cráneo. Sin embargo, tanto la forma como el tamaño de los senos frontales de los neandertales no son muy diferentes a los de otras especies del género Homo.
“En consecuencia, las dos hipótesis clásicas para explicar el desarrollo de los senos frontales deben ser desechadas definitivamente y en este artículo hemos tratado de buscar alternativas”, señala Elena Santos, investigadora del Centro Mixto UCM-ISCIII afiliada al CENIEH.
Homo Sapiens interesado por la Ciencia y la Tecnología