Un equipo científico internacional ha detectado por primera vez las ondas sísmicas que viajan a través del núcleo de Marte, confirmando las predicciones que indicaban los modelos sobre su composición. El estudio se ha publicado en la revista PNAS.
Los autores han utilizado los datos acústicos y sísmicos registrados por el lander o módulo de aterrizaje InSight de la NASA, que estuvo operativo en la superficie marciana desde 2018 hasta el pasado mes de diciembre y cuyos datos se siguen investigando.
Las mediciones indican que el núcleo líquido marciano es ligeramente más denso y pequeño de lo que se pensaba, con un radio aproximado de 1.780-1.810 km, y que está compuesto por una mezcla de hierro y otros elementos, como abundante azufre y, en menor medida, oxígeno, carbono e hidrógeno.
Los resultados son aún más notables si se tiene en cuenta que la misión InSight estaba inicialmente programada para durar poco más de un año marciano (dos años terrestres). A pesar de que las tormentas del planeta rojo aceleraron la acumulación de polvo y redujeron la potencia del ‘aterrizador’, la NASA prolongó su estancia, por lo que se siguieron recogiendo datos geofísicos, incluidas señales de martemotos o terremotos marcianos, hasta finales del año pasado.
La autora principal del estudio, Jessica Irving, profesora de la Universidad de Bristol (Reino Unido) comenta: «El tiempo adicional de la misión ha merecido la pena. Dos señales sísmicas, una procedente de un martemoto muy lejano y otra del impacto de un meteorito en el otro extremo del planeta, nos han permitido sondear el núcleo marciano. Hemos estado escuchando la energía que viaja a través del corazón de otro planeta, y ahora la hemos oído”.
«Estas primeras medidas de las propiedades elásticas del núcleo de Marte –prosigue–, son las que nos han ayudado a investigar su composición: en lugar de ser solo una bola de hierro, también contiene una gran cantidad de azufre y otros elementos, incluyendo una pequeña cantidad de hidrógeno. Las proporciones exactas dependen de cómo sea la composición del manto».
Los investigadores han usado los datos del sismómetro de InSight para comparar las ondas sísmicas que viajan a través del núcleo del planeta respecto a las que transitan por el manto menos profundo, midiendo los tiempos y modelizando luego las propiedades de su interior.
Según Irving, «los llamados eventos farside, es decir, los que se producen en el lado opuesto del planeta al que se encuentra InSight, son intrínsecamente más difíciles de detectar porque se pierde o desvía una gran cantidad de energía a medida que las ondas pasan a través del planeta”.
Aún así, han logrado estudiar dos: el llamado martemoto del sol 976, el evento más lejano encontrado durante la misión, y S1000a, detectado en el día 1.000 de operaciones «y que fue especialmente útil porque resultó ser el impacto de un meteorito que oímos a lo largo de todo el planeta, por lo que sabíamos de dónde procedían las señales sísmicas».
El análisis de solo dos eventos sísmicos ha permitido sacar conclusiones de todo el núcleo, según explica Irving a SINC, “aunque hemos supuesto que el núcleo está bien mezclado y hemos utilizado una relación basada en la física para representar cómo cambian sus propiedades a medida que la presión aumenta con la profundidad. Del mismo modo, hemos tenido que suponer que el manto está bien mezclado para modelizar cómo viajan las ondas sísmicas a través de esa parte del planeta. Nos habría gustado tener más eventos sísmicos, pero hasta ahora solo hemos detectado dos en los datos de InSight”.
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