IceCube detecta por primera vez la emisión de neutrinos de alta energía desde el interior de la Vía Láctea

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IceCube vuelve a sorprender exprimiendo inteligentemente sus datos para proporcionar un nuevo descubrimiento: la primera evidencia de neutrinos de alta energía provenientes de nuestra galaxia. IceCube había logrado ya identificar las primeras fuentes de neutrinos de muy alta energía: agujeros negros supermasivos en el interior de galaxias lejanas (los conocidos como blázares) que emiten neutrinos por encima de 100 TeV, donde la señal puede ser distinguida con cierta seguridad del fondo que producen los muones y neutrinos atmosféricos. Las fuentes galácticas, sin embargo, emiten en rangos menores de energía (1 TeV), por lo que habían permanecido ocultas hasta ahora.  

Gracias a nuevos algoritmos de inteligencia artificial aplicados a una topología concreta de eventos menos afectados por la contribución atmosférica (cascadas en lugar de tracks), han logrado ampliar sensiblemente (más de 20 veces) la cantidad de candidatos a neutrinos provenientes del plano galáctico. Cabe recordar que, por su ubicación, y aunque pueda parecer paradójico, IceCube es más sensible al cielo del hemisferio norte que al del sur donde se sitúa el centro de nuestra galaxia. Posteriormente se han comparado estos candidatos con hasta tres modelos distintos de emisión difusa en la galaxia, lo que les ha permitido descartar, con más de 4 sigmas de significación, la ausencia de neutrinos galácticos. La principal contribución sigue siendo la atmosférica, pero se confirma la necesidad de incluir neutrinos procedentes de nuestra galaxia para poder explicar los datos, un resultado totalmente novedoso y de gran relevancia. 

La detección corresponde a lo que se conoce como emisión difusa, es decir, neutrinos generados por la desintegración de rayos cósmicos galácticos de procedencia incierta al haber sido deflectados por los campos magnéticos de la galaxia. La colaboración ha realizado también una búsqueda de fuentes concretas para estos neutrinos, pero sus resultados, a pesar de algún débil indicio, no son concluyentes al respecto. Tampoco ha sido posible establecer cuál de los modelos considerados está operando en nuestra galaxia

En espera de la construcción de IceCube-Gen2 (la futura ampliación del telescopio) o la puesta en marcha de KM3NeT (telescopio similar en el Mediterráneo, que tendrá una mayor sensibilidad en la dirección del centro de nuestra galaxia), la colaboración sigue exprimiendo el potencial científico del instrumento, proporcionando resultados de primera calidad que van a ayudar a entender los objetos y fenómenos más violentos del universo


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Paco Gil
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