La deforestación arrastra a la extinción al dragón de Komodo y al tarsero, entre un centenar de especies de las junglas de la Wallacea, una región única en el mundo por su peculiar flora y fauna, a caballo entre Asia y Australia.
Esa zona de Indonesia aún permite observar en el mismo área el fiero aspecto prehistórico del dragón de Komodo, el colorido plumaje del delicado Cálao, las maniobras arbóreas del misterioso marsupial ‘kuskus’ y la sorprendente cabeza del tarsero, un primate diminuto, de grandes ojos que ven en la oscuridad y que poco ha evolucionado desde la edad de los dinosaurios.
«La vida de muchas de estas especies es incompatible con las alteraciones del hábitat provocadas por el hombre», asegura Dian Agista, jefe del programa de Conservación de la asociación ecologista BirdLife en Indonesia. El territorio natural de estas especies de animales y plantas se reduce a pasos agigantados a causa de la descontrolada deforestación, la proliferación de las plantaciones de aceite de palma y la creciente presión urbana.
Un estudio actual de la organización Conservation International (CI) denunció que el 85% de los bosques de Wallacea ha desaparecido en el último medio siglo y que de los 338.494 kilómetros cuadrados que había entonces quedan en la actualidad 50.774. Esta destrucción forestal conlleva la desaparición de las especies autóctonas por la falta de espacio y la escasez de las fuentes de alimentación, según el documento.
El grupo ecologista CI estimó que en la lista de animales amenazados exclusivos de la Wallacea se encuentran 49 especies de aves, 44 de mamíferos, siete de anfibios y, al menos, un reptil.
Su pérdida será irremplazable porque una de cada dos especies de mamíferos, aves, reptiles y anfibios es endémica de este área o, en algunos casos, de tan sólo un pequeño paraje, quizá de únicamente una isla de esta región biogeográfica de Indonesia.
La situación es crítica, según los ecologistas, que denuncian la pasividad del Gobierno indonesio y apuntan que tan sólo unos 20.000 kilómetros cuadrados de la Wallacea están protegidos.
La Wallacea, que toma su nombre del eminente naturalista Alfred Wallace (1823-1913), está calificada como «zona de intercambio faunístico» entre «los grandes mamíferos y los depredadores» propios de Asia y las especies australianas, lideradas por los marsupiales, explica Dian Agista.
La característica unicidad de esta zona está ligada al movimiento de las placas tectónicas, que mantuvo aislada a Australia durante milenios, y a la evolución climática del planeta a lo largo de miles de años. «La subida del nivel del mar hace millones de años, tras la última era glacial, convirtió un pasillo de tierra en una cadena de islas separada de los continentes», detalla el responsable del programa de Conservación de BirdLife Indonesia.
Además, el experto apunta que en las últimas décadas un nuevo factor de riesgo se ha venido a sumar al de la deforestación: el cambio climático. A su juicio, la subida del nivel de los mares provocada por el «rudo calentamiento global» tiene un efecto devastador sobre las «frágiles» especies insulares. «El futuro trae grandes peligros si no empezamos a protegerlas (a estas especias) ahora», concluye Agista.
Indonesia dispone de la tercera mayor superficie forestal del mundo con 180 millones de hectáreas y, sin embargo, entró en 2007 en el Libro Guinness de los Récords como el territorio que destruye a mayor ritmo ese tesoro.
EFE