Científicos españoles e italianos acaban de presentar los restos más antiguos conocidos de esta primera forma de homínido de trazos plenamente humanos. Se trata del fragmento de una mandíbula infantil, hallado en el frío altiplano etíope, lo que explicaría la adaptación del Homo erectus a esas condiciones climáticas antes de dar el salto fuera de África.
Un equipo internacional multidisciplinar liderado por investigadores de la Universidad de Vigo y de la Universidad Lana Sapienza de Roma (Italia) acaba de presentar los restos más antiguos conocidos hasta el momento de la especie Homo erectus, perteneciente a un individuo al que denominaron Garba.
Se trata del fragmento fosilizado de una mandíbula infantil, que fue hallado años atrás en el llamado yacimiento de Garba IV, en Melka Kunture (Etiopía), pero no ha sido hasta ahora que ha podido identificarse como perteneciente a la especie Homo erectus.
Su datación adelanta la aparición del Homo erectus y de la tecnología achelense a dos millones de años atrás, según un artículo científico que ha publicado la revista Science.
Estos resultados suponen “un vuelco en el panorama de la evolución humana”, ya que sitúa “la primera forma de homínido de trazos plenamente humanos” en unos “2,06 millones de años atrás” y ubica “el origen de la tecnología achelense, hace 1,95 millones de años”, explica Eduardo Méndez Quintas de la Universidad de Vigo, miembro del Grupo de Estudios de Arqueología, Antigüedad y Territorio y profesor de la Facultad de Historia del campus de Ourense.
Con los restos fósiles que se habían encontrado hasta el momento, según detalla el arqueólogo, no había elementos diagnósticos que pudieran datar con precisión la aparición del Homo erectus en África, aunque se estimaba que esta debía estar en 1,8 millones de años atrás.
Con la aparición de los restos dentales de Garba, señala Méndez, se dispone ya de un elemento de diagnosis que “permite por primera vez poder establecer la antigüedad máxima de los Homo erectus en África hace 2,06 millones de años”.
La investigación también ha posibilitado la formulación de hipótesis sobre cómo, entre los diferentes tipos de homínidos localizados en el continente africano, esta especie de Homo, que se desarrolló “en el frío altiplano etíope y no en el cálido valle del Rift”, podría ser el que luego diese el salto fuera de África, pues estaba ya adaptado a las condiciones climáticas frías de los nuevos territorios.
Análisis de un fragmento mandibular
Melka Kunture se encuentra a las orillas del río Awash, entre los 2.000-2.200 metros sobre el nivel del mar. Según explican los autores del trabajo, su secuencia sedimentaria reconocida abarca unos dos millones de años y conserva yacimientos arqueológicos característicos de los complejos industriales olduvayense, achelense y de la Edad de Piedra media.
Esta circunstancia convierte al enclave en una de las principales secuencias del continente africano para entender la evolución cultural de los últimos dos millones de años. De hecho, los análisis de este yacimiento se vienen realizando desde 1963 y, actualmente, se desarrollan con la coordinación del equipo hispano-italiano en el área arqueológica de Melka Kunture y Balchit (MKB), bajo la dirección de Margherita Mussi, el propio Méndez y Joaquín Panera de la Universidad Complutense de Madrid (UCM).
Uno de los principales enclaves de Melka Kunture es, precisamente, el yacimiento de Garba IV, excavado en diferentes épocas y extensión y que ha acercado un cuantioso conjunto de herramientas de piedra, huesos de grandes mamíferos y restos humanos.
Los científicos indican que la edad de estos diferentes niveles sedimentarios se estableció mediante una combinación de datación numérica de argón (40Ar/39Ar) de tobas volcánicas y paleomagnéticas. Concretamente, detallan, se identificó el evento paleomagnético de Olduvai (datado en la escala global entre 1,95-1,77 millones de años) y esto permite situar su cronología en unos dos millones de años.
En uno de los niveles más profundos de este yacimiento, de hace 2,06 millones de años, fue donde se localizó el fragmento mandibular de Garba, un individuo infantil de 2-3 años de edad, al que el equipo investigador (a falta de datos para conocer su sexo) prefiere mencionar como una niña.
“El fragmento mandibular de Garba conserva en el exterior dos dientes de leche, pero estos, al no ser definitivos, son poco representativos para la identificación a nivel de especie. Los dientes definitivos y, por tanto más significativos, estaban en el interior del hueso”, informa Méndez.
Para conocer sus características, la mandíbula fue analizada en el European Synchrotron Radiation Facility de Grenoble (Francia). “Los datos obtenidos para los dientes definitivos son muy significativos: confirman la adscripción de Garba al taxón de Homo erectus y lo convierten en el ejemplar más antiguo del registro paleoantropológico mundial”, afirma el experto.
Homo Sapiens interesado por la Ciencia y la Tecnología