La ESA planea investigar las tecnologías clave necesarias para hacer de la energía solar basada en el espacio una realidad funcional a través de su iniciativa SOLARIS. Una de esas tecnologías, la transmisión inalámbrica de energía, se demostró recientemente en Alemania ante una audiencia de empresas y gobiernos.
La demostración tuvo lugar en la X-Works Innovation Factory de Airbus en Múnich. Utilizando el haz de microondas, la energía verde se transmitió entre dos puntos que representan el «Espacio» y la «Tierra» a una distancia de 36 metros.
La energía recibida se utilizó para iluminar una ciudad modelo, producir hidrógeno verde dividiendo el agua e incluso para producir la primera cerveza de 0% de alcohol refrigerada de forma inalámbrica en una nevera antes de servir a la audiencia.
Para una versión funcional de un sistema de energía solar basado en el espacio, los satélites de energía solar en órbita geoestacionaria cosecharían luz solar de forma permanente las 24 horas del día, los 7 días de la semana, y luego la convertirían en microondas de baja densidad de potencia para transmitir de forma segura a las estaciones receptoras en la Tierra. La física involucrada significa que estos satélites tendrían que ser grandes, del orden de varios kilómetros de tamaño para generar la energía equivalente de una central nuclear típica, y lo mismo para las recolectoras en la superficie de la Tierra.
Lograr esta visión requeriría avances técnicos en áreas como la fabricación en el espacio y el ensamblaje robótico, la energía fotovoltaica de alta eficiencia y bajo costo, la electrónica de alta potencia y la formación de haces de radiofrecuencia. También se emprenderán más investigaciones para confirmar los efectos benignos de las microondas de baja potencia en la salud humana y animal y la compatibilidad con aeronaves y satélites.
SOLARIS de la ESA investigará estas tecnologías para permitir a los Estados miembros de la Agencia tomar una decisión sobre la futura implementación de la energía solar basada en el espacio como una nueva fuente de energía limpia y siempre activa que complementa las fuentes de energía renovables existentes, ayudando a Europa a alcanzar el cero neto a mediados de siglo.
Además, cualquier avance logrado en estas áreas también beneficiará a muchos otros esfuerzos de vuelos espaciales, así como a las aplicaciones terrestres.
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