Satélites de la NASA y otras herramientas para estudiar los terremotos

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Personal de emergencias buscan supervivientes entre los escombros de un edificio derruido en Diyarbakir (Turquía). / EFE/ Refik Tekin

Disciplinas como la geología de terremotos y la paleosismología tratan de identificar las trazas de las fallas activas que son capaces de generar grandes eventos sísmicos, como el de Turquía, además de asignarles una velocidad de desplazamiento, una magnitud máxima del terremoto asociado y su periodo de recurrencia. Así se amplía la ventana temporal de observación que proporciona el registro histórico e instrumental. 

En la actualidad existen numerosas iniciativas científicas y proyectos de investigación a nivel nacional y europeo (como Fault2SHA de la European Seismological Commission) en los que se está intentando integrar de manera eficiente la presencia de fallas activas en cálculos de peligrosidad sísmica probabilistas. Las bases de datos de estas fallas (como la QAFI) son un repositorio fundamental para realizar evaluaciones de la peligrosidad sísmica más realistas.

Existen herramientas que permiten evaluar cómo las roturas en las fallas inducen variaciones en el estado de esfuerzos en las fallas del entorno y dan lugar a réplicas y parejas de terremotos como el de Turquía. Estos cálculos ya han sido utilizados para hacer pronósticos a corto plazo del potencial de ocurrencia de réplicas y nuevos terremotos. 

Por su parte, la monitorización geodésica de las fallas mediante estaciones de puntos de medidas GPS, y mediante técnicas de interferometría de imágenes RADAR de satélite son también herramientas muy potentes para cuantificar tasas de acumulación de esfuerzos en las fallas activas.

También se usan modelos a escala para simular la evolución y complejas interacciones que ocurren durante estos eventos. Entre las herramientas más importantes figuran el modelado analógico, que trata de reproducir el comportamiento de las fallas a escala de laboratorio, y el modelado numérico, que trata de simular la generación de terremotos de estos sistemas, tanto a corto plazo para simular roturas de eventos concretos, como a largo plazo para simular la sismicidad generada por un sistema de fallas durante cientos de miles o millones de años. 

El análisis con sistemas informáticos de alta capacidad y la aplicación de algoritmos de inteligencia artificial es una vía de investigación en desarrollo que permitirá profundizar en el conocimiento de la evolución y comportamiento de estos sistemas, un paso fundamental para acercarnos al pronóstico sísmico a medio plazo.

Científicos de la NASA y otras agencias están utilizando satélites para mapear los daños causados por el devastador terremoto

Los satélites de la NASA ayudan con la respuesta al terremoto de Turquía y Siria


Tras los terremotos de magnitud 7.8 y 7.5 que azotaron el sur de Turquía y el oeste de Siria el 6 de febrero, la NASA está trabajando para compartir sus vistas aéreas y datos desde el espacio de manera que puedan ayudar a los trabajadores de socorro y recuperación en la región, así como mejorar su capacidad para modelar y predecir tales eventos.

«Los corazones y las mentes de la NASA están con los afectados por los terremotos en Turquía y Siria», dijo el administrador de la NASA, Bill Nelson. «La NASA es nuestros ojos en el cielo, y nuestros equipos de expertos están trabajando arduamente para proporcionar información valiosa de nuestra flota de observación de la Tierra a los primeros en responder en el terreno».

Una de las capacidades clave de la NASA es una experiencia con radar de apertura sintética, o SAR. Al ver la Tierra en todas las condiciones climáticas, de día o de noche, SAR se utiliza para medir cómo se mueve el suelo y cómo cambia el paisaje construido después de este tipo de evento.

Las escenas recopiladas antes y después del terremoto fueron utilizadas por un equipo de científicos del Observatorio de la Tierra de Singapur y el Laboratorio de Propulsión a Chorro de la NASA en el sur de California para crear algo llamado mapa proxy de daños para Turquía. Estos mapas comparan imágenes de radar de antes y después de un evento dado para ver cómo ha cambiado el paisaje. Los miembros del área del programa de desastres de Ciencias Aplicadas de Ciencias de la Tierra de la NASA, así como sus colaboradores nacionales e internacionales, ponen dichos mapas a disposición de una amplia gama de organizaciones como el Departamento de Estado de los Estados Unidos, la Comisión de Seguridad Sísmica de California, Miyamoto Global Disaster Relief y el Banco Mundial.

Si bien los miembros de la NASA participan activamente en las llamadas de coordinación organizadas por la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID), también proporcionan observaciones y mapas a través de su Portal de Mapeo de Desastres.

Paco Gil
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