Hasta ahora eran escenas demasiado pequeñas y rápidas para ser filmadas, pero investigadores de la Universidad Estatal Metropolitana de Denver (MSU Denver) y otros centros de EE UU han obtenido sorprendentes imágenes en alta velocidad de cómo larvas de mosquitos depredadoras atacan y capturan a sus presas bajo el agua. El estudio y los vídeos los publican en la revista Annals of the Entomological Society of America.
El trabajo se centra en tres especies: Toxorhynchites amboinensis y Psorophora ciliata, que son depredadores obligados en estado larvario –es decir, su dieta requiere comer otras larvas de insectos– y Sabethes cyaneus, que se puede alimentar de microorganismos o de larvas. Sus técnicas de depredación son significativamente diferentes.
Tanto en las especies de Toxorhynchites como en las de Psorophora, la larva ataca a la víctima con una repentina extensión del cuello para lanzar su cabeza lejos del cuerpo hacia la presa. Simultáneamente, sus mandíbulas y varios cepillos en forma de bigotes se abren y luego se cierran sobre ella tras el impacto.
“Cuando lo vi la primera vez me quedé con la boca abierta, y todavía me pasa cada vez que lo observo”, comenta el autor principal, Robert G. Hancock, profesor de Biología en MSU Denver. Según los investigadores, esta acción única de propulsión de la cabeza, similar a la de un arpón, parece generarse cuando la larva ejerce presión sobre sus segmentos abdominales y después la libera rápidamente.
El uso de la cola –llamada sifón porque sirve de tubo de respiración para las larvas de mosquito cuando cuelgan boca abajo en la superficie del agua– también fue toda una sorpresa, subraya Hancock.
Patrón de acción fijo
Los dos estilos de ataque observados en las tres especies duran tan solo unos 15 milisegundos. “Esa velocidad indica un comportamiento muy desarrollado, casi reflexivo, llamado patrón de acción fijo (fixed action pattern, en inglés)”, explica el profesor, “y todo esto tiene que funcionar de forma coordinada, como en un paquete”. Estos comportamientos innatos, con acciones predecibles provocadas por una señal, también se observan en otros grupos animales, como los peces y las aves.
“Ahora estamos interesados en mecanismos de captura de presas de otros mosquitos depredadores, como los del género Lutzia, porque los datos existentes son limitados y las descripciones se suelen centrar en la manipulación después de la captura”, comenta Hancock a SINC.
Grandes depredadores
Los mosquitos Toxorhynchites y Psorophora son bien conocidos por su condición de depredadores en estado larvario. Los primeros, en particular, se han estudiado como una herramienta potencial para el control de otros mosquitos que portan gérmenes causantes de enfermedades, porque una sola larva de Toxorhynchites puede consumir hasta 5.000 de la presa antes de madurar hasta la edad adulta. Como resultado de esa dieta larvaria, las especies adultas de estos dos géneros se encuentran entre los mosquitos más grandes del mundo.
Los Sabethes cyaneus, por su parte, no son unos depredadores tan formidables, pero cuando se convierten en adultos presentan una vistosa coloración azul iridiscente, con paletas en las patas que parecen plumas.
Hancock apunta que estos nuevos conocimientos sobre cómo las larvas de estos mosquitos capturan a sus presas nos permiten “seguir desvelando los misterios de la naturaleza que nos rodea, especialmente en todo lo que es acuático”, y que los vídeos pueden abrir los ojos de la gente a ecosistemas que prosperan cerca de nosotros, como pequeños charcos o recipientes con agua del huerto o el jardín.
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